Las aguas subterráneas son una de
las principales fuentes de suministro para uso domestico y para el riego en
muchas partes del mundo.
Estas son más difíciles de
contaminar que las superficiales, pero cuando estas se contaminan, es más difícil
de eliminar, esto es porque las aguas del subsuelo tienen un ritmo de renovación
muy lento. Se calcula que mientras el tiempo de permanencia medio del agua en
los ríos es de días, en un acuífero es de cientos de años, lo que hace muy difícil
su purificación.
Se distinguen dos tipos de contaminación
en este tipo de aguas: los puntuales que afectan a las zonas muy localizadas, y
los difusos que provocan contaminación dispersa en zonas amplias, en estas no
es fácil identificar un foco principal.
Las actividades que suelen
originar contaminación puntual son:
-
Lixiviados de vertederos de residuos urbanos y
fugas de agua residuales que se infiltran en el terreno
-
Lixiviados de vertederos industriales, derrubios
de minas, depósitos de residuos radioactivos, gasolineras con fugas en sus depósitos
de combustible
-
Pozos sépticos y acumulaciones de purines
procedentes de las granjas
Es mucho más intensa junto al
lugar de origen, la dirección que lleva el flujo del agua influye de forma muy importante
en que parte del pozo estará el agua contaminada.
La contaminación difusa suele
estar provocada por:
-
Uso excesivo de fertilizantes y pesticidas en la
agricultura o en las practicas forestales
-
Explotación excesiva de los acuíferos que facilita
que las aguas salinas invadan la zona de aguas dulces, por desplazamiento de la
interface entre los dos tipos de agua
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